Lavado y cuidado de la ropa

El lavado

No dejar que la ropa se ensucie demasiado.
No guardar la ropa sucia en recipientes cerrados, ni dejarla sobre el suelo húmedo. Hay que guardarla seca y aireada.
Clasificar la ropa según los símbolos de conservación.
Vaciar los bolsillos y cepillarlos, limpiar las partes de tejido dobles, volver del revés las mangas de camisas, levantar los cuellos, desabrochar las prendas, atar las cintas, cerrar las cremalleras.
Lavar las prendas delicadas dentro de una red o de una funda de almohada.
No llenar en exceso la lavadora.
Seguir las instrucciones de uso y dosificación.

El secado

En general, no exponer la ropa directamente al sol ni al viento fuerte.
La ropa blanca tratada con blanqueantes ópticos durante el lavado se amarillea si está expuesta al sol durante demasiado tiempo.
Secar la ropa de color siempre a la sombra.
En caso de que el secado no se haga al aire libre, en el tendedero debe haber corriente de aire.
Las prendas de género de punto exterior ancho deben envolverse en toalla y dejarlas secar estiradas sobre una superficie (sin colgar).
Dejar secar las prendas de lana y demás prendas delicadas propensas a la deformación, sobre una toalla estirándolas para que recuperen su forma y no exponerlas nunca al sol ni cerca de la calefacción.

Planchado

Planchar la ropa ligeramente húmeda.
Clasificar la ropa de acuerdo con los símbolos internacionales de conservación y empezar a planchar con la temperatura más baja.
Eliminar con un trapo húmedo cualquier resto de apresto que hubiera quedado adherido a la plancha, antes de que ésta se enfríe del todo.