Cómo abrigar a bebés y niños

ropa para bebés y niños

Cómo abrigar a bebés y niños

En los meses fríos se acercan una de las dudas más grandes que tienen los padres respecto a la vestimenta de los bebés o niños es si estarán suficientemente abrigados.

Para responder a estas preguntas, hemos preparado una guía sencilla para que sepas cómo vestirlos en invierno o en días de frío.

¿Qué edad tiene?

No es lo mismo abrigar a un recién nacido o un bebé de meses, que a un niño en edad escolar o un adolescente.

En los recién nacidos, la termorregulación es muchísimo más precaria e inmadura, por lo que hay que abrigarlos a conciencia. Con esto queremos decir que con ponerle dos prendas más que a un niño podremos protegerlos. Especialmente entre los 0 meses y el año de vida.

En los meses más fríos se hace imprescindible cubrirse la nariz y la boca para calentar el aire que respiran, previendo así cambios bruscos de temperatura que puedan desencadenar resfríos o gripes estacionales.

Consejos para abrigar a un bebé o a un niño

La técnica fundamental a la hora de vestirse en invierno consiste en ponerse la ropa en capas. Como mínimo en tres:

  • Una ajustada al cuerpo.
  • La segunda más suelta.
  • La tercera, una talla más grande de lo habitual y fabricada con materiales impermeables.

Es mejor utilizar, si se puede, tejidos de fibras naturales, las sintéticas no abrigan bien y además no permiten que la piel transpire cómo debe ser.

Proteger la cabeza y las extremidades

Eb bebés y niños la orejas, la nariz, las manos y los pies son las extremidades más sensibles a las bajas temperaturas, ya que por ellas se escapa con facilidad el calor corporal. 

Se recomienda proteger a los pequeños con un gorro que cubra las orejas, guantes, unas buenas medias y calzado apropiado para el invierno.

El principio parece lógico, pues los bronquios pueden irritarse si entra aire frío a los pulmones. Así que el atuendo ha de acompañarse con un buen cubrecuello.

Usar prendas prácticas

Algunas piezas básicas para niños respetan el principio de la funcionalidad y esas son las que deben escogerse.

Por ejemplo: se sugieren las chaquetas impermeables que permiten asegurar los guantes – para que el niño no los pierda – al borde de la manga, con broches de presión y cintas.

Adquirir gorros con orejeras es mejor que adquirir ambas piezas por separado. La bufanda, artículo esencial para cubrir la nariz y la boca a fin de que «caliente» el aire inhalado, puede ser sustituida por un cuello.

Con esto se evita que el niño pierda la pieza o que la prenda se enrede. En ciertos casos, los gorros tipo pasamontañas se consideran útiles, pues protegen la cara, las orejas y el cuello con una sola pieza.

¿Mucha ropa de abrigo o poca?

Al intentar abrigar a un niño correctamente, pensamos que es necesario cubrirlo más que a nosotros, sin embargo no es así.

El termostato de los pequeños es igual que el de un adulto, sienten el calor y el frío con la misma intensidad que nosotros, así que no hace falta ponerles demasiada ropa abrigadora. Lo ideal es seguir nuestra propia intuición.

Por regla general, los niños no son más sensibles al frío que los adultos. Más bien al contrario: tienden a ser más activos. Corren más, saltan más y eso les facilita entrar en calor.

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